
¿Estáis ahí?
La entrada de hoy es personal, aunque cuidando siempre detalles porque de alguna forma en redes sociales he compartido (y comparto) alguna cosa de lo que ha sido el último mes y veía la necesidad de hacerlo también por aquí.
Mi espacio, mis normas, mis paranoias, aunque compartidas. Siempre he tenido bastantes claros esos puntos pero no puedo evitar pensar si realmente queda alguien tras mi vuelta. Hay quien se toma vacaciones de verano, de navidad o semanas sueltas cuando es necesario, llego a un punto en que sigo estando feliz de escribir en el blog pero donde no doy más de mi. A finales de abril llegó nuestro cachorro, con él sigo ensayando paciencia, llenándome cada día de más amor y veo esfumarse las horas como nunca imaginé, así que rascar unos minutos para sentarme a escribir frente a la pantalla se vuelve una odisea.
La foto que os comparto no es la más artística, la de mejor calidad, pero es una foto que papá nos robó uno de los primeros días tras la vuelta a casa del hospital. En instagram la filtré en blanco y negro, aquí toca en color, cada vez que la veo me sale una sonrisa (gracias mil por todas las muestras de cariño cada vez que subo algo relacionado con el peque). No, no voy a contar que tal fue el parto o el nombre de nuestro pequeño, sigo guardando esa chispa de privacidad que necesito, aunque si iré dejando impresiones como madre novata sobre mil y una cosas.
Lo confieso, tengo un mono brutal de darle a las teclas y compartir tantas cosas….. tengo mil ideas en la cabeza, en un cuaderno apuntadas y muchas de fotografías por editar cargadas de nuevo contenido de varias temáticas (de verdad, no sabéis el montón de pensamientos y cosas que quiero contaros sobre el embarazo, por ejemplo, pero también sobre cosméticos y maquillaje que no he dejado de utilizar, aunque me he vuelto más práctica). Como tantas veces arrastrando una rabia terrible porque no he seguido últimamente el ritmo que me marcaría, pero es que si mantener ese ritmo significa renunciar a vida no haré ese sacrificio. Siempre he sido de llevar las cosas a mi ritmo, aunque tarden a veces mucho, cosa que tampoco gusta a todo el mundo.
Al final del embarazo le di muchas vueltas, dejé alguna cosa suelta programada pero necesitaba respirar, parar, enfriar todo esto para retomarlo con muchas ganas y fuerza, pero sobretodo necesitaba tiempo para adaptarme, para adaptarnos. No voy a mentir, en ese punto aun estamos, es largo, todo es cambiante. Y funciona, aunque el tiempo no sea el mejor aliado. Quizá debería hacer escrito esta entrada antes de dejar todos estos días en blanco pero más vale tarde que nunca, o eso dicen.
También me gustaría hacer un pequeño cambio en el diseño del blog, es hora de ordenar etiquetas que quizá ya no uso, crear otras nuevas, seguir manteniendo ese aspecto limpio que intento guardar y eso se traduce en tocar la plantilla y los códigos. ¿Cómo me lo montaré? Quien sabe, igual necesito ayuda de ángeles de la guarda, ideas. Pero sea como sea vuelvo con ganas y amenazando publicar siempre que me sea posible.
Si te quedas, gracias.
Si te vas, gracias por el tiempo que me has dedicado.
Si llegas de nuevo, bienvenido.
Si pasas y te marchas, también te deseo lo mejor.
En general, gracias, porque sin vosotros este espacio se hace más pequeño.