
Hemos viajado, no demasido pero si lo justo para llevarnos un buen sabor de boca, al norte y al centro (Santander, Sanabria, Segovia, Toledo…). Hemos comido, mucho y bien, el mejor batido de Oreo de la historia, mi foie favorito con mermeladas, las brochetas de pollo teriyaki del Foster’s Hollywood y muchos desayunos de café con leche o chocolate acompañados.
Este año la navidad será especial, el que viene mucho más. Tengo hasta un grinch que me ha emocionado y alguna que otra persona más que ha hecho lo propio al acordarse de nosotros. A veces te paras a pensar en la gente que no está y crees que nada será igual, pero hay que adaptarse a las nuevas reuniones, a las nuevas tradiciones, conservar otras cuantas que siempre han estado… Y te cambia el chip, la navidad vuelve a tener un brillo distinto, no tanto por la parte material sino por los momentos de compartir tiempo con las personas a las que quieres. Al final nada más nos quedarán los recuerdos y pienso llenar un saco enorme de ellos.