Reflexiones, dando de comer al ego – Entre brochas y paletas | Blog de belleza

A veces necesitas abrirte el corazón y airear lo que se pudre dentro, aunque no sea del todo claro, aunque queden cosas en el tintero y se vea como una bruma que se va alejando. Pero así vuelves a respirar, a tener las fuerzas que cuando comenzaste, a seguir luchando con la parte racional para no cometer los mismos errores y gastar menos energías en cosas que, aunque lo creías, no merecen la pena. 

Este año está siendo algo complicado, no siempre las noticias son buenas, no siempre las cosas salen como esperabas, así que cuando todo se acumula un poco, aunque no pierdas la ilusión, aunque intentes contagiar optimismo, termina pasando factura y necesitas más tiempo para ti, para los tuyos para seguir pensando, respirando, descansando, desconectar. He aprendido a relajarme, de ahí que en determinados momentos, sin aviso, el blog se pare unos días o alguna semana y en las redes sociales haya más silencio. Cada cual tiene suficiente con sus historias.

amapola
Esta foto está subida a mi Instagram, aunque nada más en color la amapola

El blog es otra ventana al mundo, un intercambio interesante de opiniones, puntos de vista… no puedo decir que me sienta decepcionada con la acogida, se que hay personas al otro lado esperando una nueva actualización, pero también hay momentos en que te saturas. Quizá porque me he vuelto un tanto exigente, reconozco que al empezar (hará en septiembre cinco años) publicaba más las cosas sin pensar, según las veía, en breve, pero ahora… ahora necesito tener la “situación controlada”, saber más a fondo, investigar, probar de distintas maneras, pensar más las cosas.

Se que no debo agobiarme por todo lo pendiente pero es que si os mostrara todo lo que es quizá entenderíais mis pensamientos. La vida te va marcando pautas, tienes prioridades que comen tanto tiempo… ojalá existiera una tienda para comprar otro poco, añadirle unas cuantas horas más al día, o intercambiar algo con esas personas a las que les sobra y los días se les hacen tan largos. Las ideas están ahí, en mi cabeza, en una libreta apuntadas para no perderse y en algún momento ver la luz, porque todas ellas, todo lo que se plasma en el blog, van dejando un trocito de mi en cada línea.

El ambiente ya no es el mismo e imagino que dentro de cinco años más las cosas sigan cambiando, porque todo evoluciona, se mueve, se adapta o desaparece. El éxito, o no, no tiene pautas predeterminadas, simplemente caes en gracia o no lo haces. Así que te encuentras en un punto de reflexión en el que a veces pareces estar totalmente fuera de lugar, la misma gente hablando con la misma gente, personas y espacios que cambian para mal, se corrompen, los mismos halagos en un círculo cerrado y el resto del universo parece estar por debajo. Entonces te entra el miedo por si algún día a ti te sucede lo mismo y te quedas sin nadie que te haga poner los pies sobre la tierra, por si se te contagia la idiotez o te cansas de morderte la lengua.  

Pero hay un truco sencillo para recobrar las fuerzas de un plumazo, dentro de todo esto ir siempre un poco a tu bola. La satisfacción es doble aunque muchas veces la repercusión de lo que hagas, el esfuerzo que le pongas, no sea la que esperabas. ¿Y qué? cuando relees las líneas que acabas de publicar, las impresiones, te sale una sonrisa de oreja a oreja porque en ese momento pusiste “toda la carne sobre el asador”, como diría Chicote. La esencia de los blogs sigue viva aunque tengas que rascar un poquito en determinados momentos (o eso me gusta creer).

A la vez me como la cabeza porque también tengo cosas buenas por las que estar agradecida, no me va mal, a menudo me llegan propuestas interesantes con las que disfrutar, otras que simplemente declino por no ser de mi agrado, la repercusión en redes sociales es bastante buena, no dejo de conocer espacios nuevos de interés, ya sean nuevas marcas, blogs, personas individuales y anónimas…

Pero así somos los humanos, siempre queremos más, o quizá es que buscamos cumplir nuestros deseos  y el no hacerlo justo en el momento en que queremos duele como decepción que es. Será cosa del ego, que necesita inflarse un poco para tirar con lo que recoja hasta la siguiente pataleta. Lo que tengo claro es que este espacio sigue en marcha, hay demasiadas ganas en la recámara, demasiadas ideas que luchan por ver la luz y algunas personas al otro lado, como tú, que se pierden entre mis líneas.

Este es mi espacio, aunque lo haga tuyo, estas son mis normas, y si te sigue gustando lo que ves, lo que lees, tienes una silla en primera fila.


Si no has tenido suficiente, te dejo reflexiones varias que he subido en otras ocasiones:


Diana entrebrochasypaletas