Mi tatuaje | Bepanthol – Entre brochas y paletas | Blog de belleza

Llevaba años pensando en hacerme un tatuaje, había leído todo tipo de experiencias, internet nos pone al alcance de la mano tanta información que es inevitable empaparse del tema que te interesa. Sabía que lo quería en la muñeca y tenía muy claro que reflejaría el equilibrio: un sol, una luna y estrellas, porque ese es mi equilibrio en el cielo. Lo que no tenía tan claro es cuando me lo haría por miedo al dolor, el pánico a las agujas.

En octubre hará dos años que este tatuaje descansa bajo mi muñeca y creo que va siendo horas de contaros mi experiencia: muy positiva. Así que la entrada de hoy lleva tintes personales a cuestas, aunque al final también os hablo un poco de la crema que utilicé para que cicatrizara mejor.

Creo que lo más importante es buscar un buen profesional, alguien que te inspire total confianza y sobre ahí preguntar, dudar y todo lo que se nos ocurra hasta tener clarísimo cual es el dibujo que llevaremos sobre la piel. Porque aunque parezca una tontería, el ambiente que se crea con la persona que te tatua hace que todo el miedo que tenías al dolor pase a un segundo plano y disfrutes de cada trazo de tinta que se te va grabando en la piel. 

La pregunta del millón, ¿duele?

Si, duele, pero más que dolor lo definiería como molestia, no es algo insoportable, son como pequeñas punzadas que se van continuando y una vez la zona está “caliente” parece que disminuye. En cualquier caso es llevadero, aunque también dependerá de la zona elegida, para mi gusto la muñeca es soportable y según ves como queda el dibujo se te olvida todo.


Me puse en manos de May porque mi cuñada ya había confiado en ella en otras ocasiones para tatuajes y piercings varios, aunque donde vivo hay otro estudio este es el que me inspiró más confianza, además la primera toma de contacto fue inmejorable, la higiene del local y el olor a frutos rojos (me relaja) en el ambiente hicieron que cualquier duda se esfumara. 

Al explicarle lo que quería diseñó mi dibujó, al que más tarde se añadieron algunos destellos, vinieron las pruebas, no estaba segura a que altura de la muñeca lo quería, no demasiado cerca del pliegue para que no se deformara al estirar o encoger la zona, los calcos para ver en que punto exacto quedaría. Hasta que llegó el día.

Nada más terminar de tatuar

Estaba nerviosa, la noche antes me costó dormir. Pero cuando me senté en el sillón, May preparó todo el material, calcó el dibujo sobre mi piel y lo fue repasando… en realidad no era para tanto. Me sorprendió la tranquilidad que me inspiraba (ella y mi cuñada que vino de acompañante), no se me hizo largo ni pesado, en todo momento me iba preguntando si quería más o menos sombras, el número de estrellas, destellos, si quería añadir algo más.

Se que hay personas que utilizan una crema que les anestesia la zona, a mi me la desaconsejaron puesto que continuamente se está limpiando la zona y a veces ese producto dificulta la tarea. Además, creo que si estás segura de que es lo que quieres disfrutas del momento y mucho más del resultado final.

¿Y una vez te tatuas qué?

Llegaba el momento de curar la zona, no deja de ser una herida y las 24 horas siguientes sentía esa parte como palpitar más, con algo de hinchazón. Seguí las recomendaciones que me dieron sobre las curas a rajatabla (quizá me emparanoié demasiado pero no quería que se curara mal): tres veces al día lo lavaba con un jabón neutro y aplicaba una pomada de farmacia para que la zona estuviera hidratada ayudando a la vez a la cicatrización. En mi caso opté por Bepanthol por su recomendación pero hay otras, en realidad cada tatuador es un mundo y recomienda unas cosas u otras.

Las primeras 24 horas lo tuve tapado con film transparente, la primera noche escupió algo de tinta, cosa normal. Después del primer día la inflamación bajaba, con ello las molestias que pudiera tener, aunque me seguía dando cosa tocarla cada vez que lo tenía que lavar porque la zona estaba delicada. Podía empezar a destaparlo cuando no me diera el sol (importante este punto, me lo hice a finales de octubre porque no corría tanto riesgo y así ya estaba perfecto de cara al buen tiempo), como herida que es cuanto más le de el aire mejor porque antes se curará. A parte de las veces de rigor que hay que aplicar la pomada, si notamos sequedad en algún momento podemos reaplicar sin problema. Así que lo debaja al aire y cuando tenía que salir o ponerme una manga larga volvía a taparlo para evitar roces molestos.

No tardando se empezó a notar la postilla, es como si el tatuaje se volviera más oscuro, toca seguirlo mimando, hidratando y, aunque a veces pica en la cicatrización, es vital no rascarse. Piensa que si te quitas un trocito de postilla te estás arrancando la tinta y cuando se cure ahí faltará una parte. El mío curó muy bien, aunque repasamos un destello y algún detalle del sol y la luna que estaban bastante difuminados, pero lo ideal es que si queda correcto no lo toquemos, cuantas más veces repasamos más se abulta la zona que estamos tocando porque no deja de ser una cicatriz.

Puede parecer algo engorroso, se que hay personas que no son tan meticulosas, pero ante el miedo de que quedara mal, de leer malas experiencias, preferí hacerlo así, y una vez que está curado, que está bien, merece la pena.

El mío está con tinta negra, me propusieron añadir algunos detalles con tinta blanca porque me pongo bastante morena pero lo descarté. Ahora lo que hago es hidratar casi cada día la zona, parece que la tinta se ve más y mejor sobre la piel jugosa, y añadir protector solar en esa zona siempre, aunque es un trozo de piel más el sol puede irse comiendo el color como pasa con cualquier cosa “coloreada” y de esta manera se mantiene más intacto.


Y ¿qué es en realidad bepanthol?

Es una pomada indicada para las irritaciones, las rojeces y los tatuajes porque mantiene un nivel de hidratación muy alto en la piel, además ayuda en la cicatrización. La textura es densa, muy untuosa, al aplicarla solía ser generosa y debaja una capa blanquecina. En mi caso ha funcionado bien, también he leído mucho al respecto, hay quienes están a favor de utilizarlo y los que no, igual que pasa con el tema de tapar el tatuaje al principio o no hacerlo.

En todo ello creo que lo más importante es hacer caso del profesional, para eso te has puesto en sus manos, y si te hace ciertas recomendaciones por algo será. Los precios varían mucho, depende de la zona de donde seáis, de la “fama” del tatuador y mil aspectos más, el mío rondó los 60.00 € y, oye, los pague con todo el gusto.

Para los curiosos, dejo una foto con los ingredientes.


¿Tenéis algún tatuaje? ¿Cómo fue vuestra experiencia? ¿Qué consejos os gustaría añadir?

Diana entrebrochasypaletas